

Si tu ex aparece, pregúntate:
¿Por qué es mi ex?
¿Qué pasó en nuestra relación que no pudimos continuar?
¿Cómo me sentí con él (objetivamente, ojo) durante el tiempo que estuvimos juntos?
¿Crecí, aprendí, me sentí querida, respetada, escuchada y parte de un proyecto común?
¿Transgredió alguno de mis principales valores intransables?
¿Me dejó sin darme la oportunidad de reparar aquello que estaba en mi ámbito de acción, para no tirar la relación a la basura?
¿Se fue con otra e incluso con ella como pareja, me sigue molestando?
¿Cuánto me costó superar la pérdida, cuántas lágrimas derramé, cuánto tiempo tiré lamentando su ausencia y cuánto sufrimiento tuve que padecer en mi corazón por la distancia que el mismo creó?
Después de esas reflexiones, y ya con la consciencia que calla tu ego herido, el capricho o berrinche que a veces te da cuando a costa de nada, quiere recuperar a alguien que no te quiso, puedes decidir si le abrirás la puerta por si resucita, o si lo dejas ahí, en el panteón de los recuerdos, sin preocuparte nunca de una potencial aparición suya, que en el menor porcentaje de los casos, será para recuperar la relación contigo.
Lo cierto es que las intromisiones de los ex, pocas veces terminan en algo bueno, y eso lo debes considerar, sobre todo si te costó mucho tiempo y esfuerzo dejar esa relación atrás.
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