

“Autoestima” es una palabra confundida, romantizada e incluso mal utilizada, la cual es clave para tener una buena calidad de vida. El concepto que tenemos respecto de nosotros no es solo aquello que vemos en el espejo, sino también la manifestación de nuestra vida en todos sus planos: relaciones, finanzas, campo laboral, salud física, mental y emocional.
Existe una correlación directa entre una baja autoestima y las relaciones disfuncionales, así como también en el deterioro de la salud, los problemas económicos, la ansiedad, entre otros ámbitos que se afectan por un bajo concepto de uno mismo.
Existen muchos recursos dentro de cada persona que se manifiestan, y otros que se quedan ocultos tras la imposibilidad de hacerlos visibles. El pensamiento positivo, la resiliencia, la creatividad, el ser protagonista y no espectador son atributos propios de una mente fuerte, de un espíritu valiente, de un alma que, en amor, tiene la certeza de sentirse suficiente para construir una vida bonita. “Amor propio”: palabras que logran el milagro de la valentía, de la confianza, de la alegría. A pesar de las circunstancias adversas, convierte el miedo en un aliado que protege, y no en un agente paralizante, porque amarse da la certeza de que el poder está dentro de aquel que se sabe grande. Cuando vivimos en consecuencia con ello, se nota afuera. Amarse implica respetarse, poner límites, tratarse con cariño, cuidar el diálogo interno que puede hacer incluso más daño que aquel que viene del medio externo. Tener consciencia de que no es posible dañarse sin que existan consecuencias, entender que la salud física es el cuidado del vehículo con el cual se corre la carrera, que hay que ponerle atención y no para conquistar a un hombre, para retener al marido ni para reforzar el propio concepto, sino para estar sanos, para emprender el vuelo hacia nuestros sueños. Cuando se vive en consecuencia, se establecen mejores relaciones, más equilibradas, más colaborativas y menos demandantes. El buen trato no solo es con uno mismo, sino que sale hacia los demás y, por reciprocidad, los demás devuelven eso, porque así funciona la vida.
Amarse es una gran responsabilidad que implica no solo conocerse, sino también aceptarse y abrazarse con el cúmulo de errores y aciertos cometidos, de virtudes y defectos del cuerpo, de la mente y del espíritu. Aceptarse sin culpa, sin resignación, con amor y siempre desde la acción de corregirse, repararse y crecer en aquello en lo que te sientes pequeñita.
Autoestima no es verse bonita en el espejo; si fuera eso, qué fácil objetivo tendríamos… Autoestima es la capacidad de estar en medio del mundo, rodeada de animales feroces, desnuda en un día de invierno y, aun así, con todo eso junto, verte en escena, con los mismos animales, pero en jaulas, con un sol radiante que ilumina tu rostro, y tú, no pequeña, sino grande, tan grande que puedes tocar incluso el mismísimo cielo.
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