

Cuando una mujer anestesia sus sentimientos, es posible que fluya en la indiferencia, en el placer temporal, en el goce sin afectos, disfrutará de noches casuales sin principio ni término, y eso no le causará daño alguno, o al menos, no desde la superficie de sus sentimientos.
Puede que parezca fría y ambivalente, porque para ella, acostarse con alguien, no se relaciona con tener afectos duraderos.
Bueno o malo, nadie puede juzgar el proceso del otro; a cada cual le tocará transitar su camino y vivir sus propias experiencias, entendiendo así cómo sanar sus heridas, cómo vivir su propia vida y descubrir, en ella, aquello que le hace bien.
Hay mujeres conservadoras, que jamás podrían disfrutar el placer de una noche sin un vínculo de por medio.
Hay mujeres desprejuiciadas, que aprendieron a separar el goce de los sentimientos.
Hay mujeres que van intercambiando su cuerpo, por amor y permanencia.
Y hay otras que, aburridas de tanta decepción, intentan imitar a las que no se confunden, terminando decepcionadas de sí mismas.
Lo importante, amiga querida, es que siempre seas tú quien no se obligue a hacer algo que no quiere pensando que, con ello, cambiará la situación.
No te inventes que no pasa nada si te traicionas, porque cuando juegas con tus intransables, siempre saldrás trasquilada.
No imites a la que sí puede envolverse el juego, ya que las experiencias de cada una son diferentes, y por eso no puedes esperar el mismo resultado emocional que aquella que goza sin involucrarse.
No uses la experiencia como moneda de cambio para que te quieran, bien sabido es a estas alturas del tiempo, que acostarse con alguien no obliga, influye ni condiciona al otro para que te elija como pareja, y mucho menos, para que por una noche de juerga, sienta que eres la mujer de su vida, incluso si en el momento de la pasión, eso te dijera.
Comentarios