

Siempre leo a muchas mujeres que se etiquetan como “intensas”, y tienen profundos sentimientos de culpa por alejar a otro con presiones, necesidad de presencia, amor y atención, llamándose a sí mismas “tóxicas”.
Me parece que no podemos etiquetarnos en base a comportamientos que son temporales y que muchas veces no son en todo ámbito, sino, solo en el amoroso. Incluso a veces nunca fuimos así antes, y de pronto se nos cruza una persona que no nos quiere bien y nos inseguriza.
También pasa que arrastramos heridas no sanadas que se manifiestan en nuestras relaciones, pero como no somos conscientes de ellas, no sabemos qué hacer y la ignorancia nos hace repetir los mismos errores porque no hemos adquirido el aprendizaje para sanarlas y trascender dolores añejos.
Todo lo anterior no nos define, ni amerita culpas y juicios innecesarios.
Una persona que de verdad nos quiera y decida ser parte de nuestra vida, tendrá la paciencia, atención y cuidado para caminar sin prisa, pero tampoco con muchas pausas, de manera que así se podrá ir recuperando la confianza de querer sin tanto miedo.
Pero si no lo hace, no hay culpables, no era no más y punto pelotas, no tiene sentido odiarlo ni culparse, solo se deberá seguir caminando.
Todas alguna vez nos hemos descompensado por malas relaciones, hemos sentido el pavor del abandono y las ganas de exigir amor a gritos.
Ahora que somos conscientes de aquello que no se obliga, que no podemos esperar que otro nos llene los tanques, que no es sano entregar nuestro corazón en bandeja a quien no conocemos bien, podemos ir regulando toda esa emocionalidad que nos caracteriza.
Y al que le incomode tu intensidad puede seguir caminando y ojalá corriendo para que no se quede mucho rato estorbando y puedas seguir conociendo a otros.
Que no se te quiten las ganas de amar por miedo a alejar a otros por tu forma de ser.
Eres maravillosa, solo que a veces eso lindo que tienes se te esconde en las ganas de que te quieran bien.
Comentarios