Ser una mujer con autoestima no se relaciona con decir lo que uno piensa sin filtro.

Ser una mujer con autoestima no es creerse la ama del mundo y ponerse con esa frase por sobre otras personas que están experimentando procesos conscienciales diferentes.

Ser una mujer con autoestima no se trata de mirar por encima del hombro, ni creerse la última chupada del mate por los logros conseguidos.

Ser una mujer con autoestima no significa volverse soberbia por unos kilos, los centímetros que acompañan su estatura, tener título profesional, auto, casa, senos y un trasero voluptuosos.

Ser una mujer con autoestima no implica estar llena de citas ni rodeada de hombres que la pretenden, y que, caprichosa, juegue con cada uno, alimentando con ello su ego.

Una mujer con autoestima tiene filtro, es criteriosa, no va por la vida vomitando lo que piensa o siente sin antes analizar el contexto, su propia emocionalidad y la de otros.

Cuida sus palabras y las usa para aportar y nunca para destruir.

Una mujer con autoestima se reconoce en su proceso, sabe que para llegar donde está, ha tenido que recogerse muchas veces del suelo y por eso no se cree mejor que nadie.

Una mujer con autoestima sabe que puede ciclar y que no siempre va a sentirse bien. No le da miedo desregularse, tiene claro que la vida es impermanente, que la autoestima no es lineal, que habrán etapas saludables y otras que no lo serán tanto, porque además de cómo se mira a sí misma, entiende que las circunstancias también son influyentes.

Sin embargo, sabrá reconocer sus recursos internos, podrá sobreponerse y pararse oportunamente de las adversidades que la vida le presente, será capaz de llorar y entristecerse, pero jamás rendirse.

Una mujer con autoestima no pone su valor en la cáscara, ni en las medallas sociales, ni en los logros materiales que obtiene, sino que disfruta del proceso y se alimenta de experiencias que la hacen grande.

Una mujer con autoestima no necesita citas, pareja ni ser pretendida, porque no pone su amor propio en las manos de otro que le haga de espejo, sino que sabe que amándose a sí misma, sus relaciones hacia afuera, serán de altísima calidad, recibiendo del mismo modo, sentimientos honestos y duraderos.

Así que no te confundas, amiga querida, que una mujer con autoestima es tremendamente imperfecta, pero se conoce y se gestiona tan bien, que sabe cómo dar vuelta cada uno de sus fallos, sin tener que pasar por sobre nadie para lograr mejoras en sus procesos.

Comentarios