

No existe una palanca del olvido que puedas bajar para dejar de recordar. Tampoco puedes repetir en modo autómata que no quieres pensar en esa persona, ya que lo más probable es que vendrá con más fuerza su imagen a tu cerebro. Las experiencias no se borran con goma; quedan grabadas no solo en la memoria, sino también en la mente y en el corazón, como un conjunto de historias. Cada una forma un pedacito de quién eres hoy. A veces desesperamos buscando una salida rápida al dolor, porque es cierto que perder a alguien que queremos no es fácil de integrar ni de resistir.
No solo las rutinas deben ser acomodadas, sino también los sentimientos que se quedan ahí, como un tumor maligno que envenena el alma. De pronto, te das cuenta de que debes botar a la basura ese amor que sientes por el otro. Pero, como seres humanos, no estamos condicionados a deshacernos de algo tan importante como el amor. No es un par de zapatos, una casa o un trabajo. Son sueños, expectativas, tiempo invertido, compañía y, finalmente, una decisión tomada que implica un alto costo de oportunidad para tu vida.
Cuando decides tener pareja, dejas de elegir a otros; ocupas tu tiempo con ella, aun pudiendo haberlo invertido de una manera diferente. Tus planes ya no giran solo alrededor tuyo, así que es normal que cueste encontrar el centro tras una ruptura. Es como quedar sin una pierna, pero mirándote las dos en el espejo. No es asunto fácil; así como no es sano culparte, nadie tiene derecho a juzgar tu dolor. Sin embargo, debes conocer el proceso que transitas para no sentirte tan víctima.
Cuando somos conscientes de que compartimos experiencias comunes, sabemos que el cuerpo y la mente responden biológicamente, adaptándose a las pérdidas; que no somos los únicos del mundo que sufren por ello; que, en el momento en que comencemos a hacernos cargo de los que nos pasa, las cosas volverán a su orden natural. Porque la vida es así. La gente muere, pero también otros nacen. Los amores se van y, luego de un tiempo, ya estás queriendo a otro. Un día te despiden del trabajo y de pronto tienes un nuevo primer día en una empresa diferente. La salud a veces abandona, pero casi la mayoría del tiempo no eres consciente de lo sana que caminas. Tal vez tengas momentos de mucha risa y otros incluso de gran pena. Así, en la impermanencia de las circunstancias, siempre podrás buscar mecanismos para sentirte mejor y no abandonarte en la tristeza.
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