No planifiques hijos en la etapa del enamoramiento químico, pues estás bajo los efectos de una droga temporal; no eres tú, es tu cerebro, confundido por hormonas que se irán pronto.

No planifiques hijos si la historia de ese hombre es de irresponsabilidades, si tiene otros hijos a los que abandonó, o que ve, pero no cumple con ellos en el marco económico.

No planifiques hijos para “darle un hijo porque me lo pidió”. Los hijos no se dan; no se traen al mundo para cumplir con las expectativas de nadie, ni mucho menos para ceder a manipulaciones absurdas.

No planifiques hijos para amarrarlo: no lo vas a conseguir. Un hombre ya no cae en esas redes; no sacrificará su vida estando contigo si no te ama. Se irá de igual forma, y no le importará si estás embarazada o si ya pariste.

No planifiques hijos para reparar tu relación descompuesta. Un tercero no puede hacerse responsable de la falta de comunicación, empatía y compromiso de los integrantes. No es justo pasarle a un hijo la carga desde su nacimiento de “recomponer” algo que se rompió mucho antes de su propia existencia.

No planifiques hijos para quitarle el marido a otra mujer, porque eso nunca pasa; muy por el contrario, en su mente, de juguete pasas a problema, dificultad y gasto. Mucho menos te elige un hombre casado cuando pierdes el significado de lo que eras cuando se enfrascó contigo. No te engañes: un hijo lo alejará mucho más de ti.

No planifiques hijos para recuperar a tu marido si te engaña: él se está escapando de ti con otra y, peor aún, lo obligas a permanecer contigo siendo consciente de su distancia y de su falta de compromiso y, a pesar de eso, quieres seguir reteniéndolo, solo porque el ego de no perderlo es más fuerte que tu sensatez de dejarlo ir.

No planifiques hijos si no quieres, solo porque él no los tiene. Se llama “sacrificio” el hecho de ignorarte por completo para cumplir el anhelo de otro, y el amor no tiene por qué ser sacrificio. No puedes traer un hijo al mundo sin que seas tú primero la que se sienta en condiciones, con ganas y con recursos para cumplir con esa tarea.

No planifiques hijos si él y tú no los quieren, o porque lo deseen alguno de sus padres; no se aventuren por complacerlos solo para que los viejos puedan disfrutar a los nietos antes de su muerte.

No planifiques hijos con un hombre que te golpeó o te maltrató en alguna de sus formas; no querrás liarte para siempre con alguien tan dañado ni menos encadenar a un hijo a la condena de tener un padre que no sabe lo que es el respeto.

No planifiques hijos si no tienes en claro tus propios objetivos, si te quedan asuntos pendientes, si no estás preparada en años, dinero, recursos y espacio en tu vida para compartirlos con alguien que va a demandar mucho de ti durante un tiempo indeterminado. Y, si lo haces, que sea únicamente porque en tu corazón así lo sientes, pero jamás influenciada por el medio o por otros que no estarán ahí para acompañarte siempre, ni con tu mismo compromiso en esa travesía.

Si fuéramos más maduros y conscientes de nuestras decisiones respecto de este tema, no habría tantos adultos heridos haciendo fila para repararse.

Comentarios