Hay personas que, por distintos motivos, no están dispuestas a una relación de compromiso, pero sí quieren disfrutar de los beneficios que significa conectar sexualmente.

Esto lo llamamos “no estar disponible emocionalmente”, lo que puede ocurrir por las siguientes razones: tiene una relación con otra persona, sigue enganchado con una pareja anterior, está con un cuadro de desestabilización anímica o de salud mental, está concentrado en sus proyectos personales y no quiere desviar su atención hacia una pareja, viene saliendo de una relación larga o complicada y solo está en posición de disfrutar sin exigencias ni obligaciones de dar más que el mismo momento, no tiene clara su orientación sexual o está probando distintas experiencias, está muy decepcionado de las relaciones convencionales y se propuso como objetivo no tenerlas en el corto plazo, es del tipo de personas desprejuiciadas que no creen en relaciones monógamas y que les encanta vivir experiencias en donde se sienten en libertad. Y así podrían ser muchos los motivos por los cuales una persona no estaría dispuesta emocionalmente a vincularse desde dimensiones diferentes a las corpóreas. Es imposible exigirles, reclamarles o intentar cambiar sus puntos de vista.

Quienes deciden estar con este tipo de personas están aceptando y normalizando la relación o su ocasionalidad. Es necesario que sean conscientes de que estas relaciones no cambian solo porque una parte tenga las ganas de que eso pase.

Cada ser humano es un mundo en sí mismo y le corresponde a cada cual resolver sus conflictos internos, e incluso transitar sus propias experiencias para decidir así la necesidad de un cambio. No es fácil vincularse con otro ser humano, ya que las motivaciones de las personas son muy diferentes y no siempre van a coincidir.

Si algún día sientes que ha llegado a tu vida un hombre perfecto, que te dará toda la felicidad que siempre buscaste en el mundo entero, por favor, preséntamelo. No… broma. Te lo digo porque no existe nadie que tenga el poder de hacerte feliz. Ese es un estado tuyo, así que jamás le pases a otro una responsabilidad así de grande. Lo más probable es que esa persona no tenga idea de cómo hacerse feliz a sí mismo. ¿Por qué tendría que hacer el milagro contigo?

No creo que exista algún ser humano sin heridas emocionales que haya tenido sus vínculos tempranos funcionales en un 100% y, sumado a ello, ninguna experiencia traumática que contar. Es difícil pensar que tenemos todo resuelto en las cloacas de nuestro mundo inconsciente, aun si en la punta del iceberg se visualice un paraíso…

A todos nos toca caminar por el fuego alguna vez, y como esta es una realidad, nadie tiene el poder de hacer feliz a otra persona, porque aún estamos descubriendo cómo llegar a ciertos estados prolongados de felicidad. Es presuntuoso pensar que tenemos la llave mágica para curar heridas de otros, y no así las nuestras. Del mismo modo, esperar lo mismo de una pareja.

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