Todos los años le escribo una carta a Santa Claus pues, al final, uno nunca sabe si el manifiesto podría impulsar alguna acción para cumplir deseos. Al menos a mí se me cumple en un noventa por ciento, así que quiero compartir el modelo contigo; luego me cuentas el próximo año cómo te fue con la lista.

Voy a innovar haciendo las solicitudes y, por cada una, un compromiso de cambio.
Escuché por ahí que la intención positiva genera una energía que atrae lo semejante, así que me voy a llenar de amor, empatía, confianza, motivación y valentía para declarar con sentimientos mi voluntad para el año que viene. Creo que lo que está escrito es lo que muchos queremos, al menos en el fondo, así que aquí vamos:

Quiero salud, pero no cualquier salud, sino el triple pack completo: física, emocional y mental. Si alguna me jugara una mala pasada, el complemento que pido a este regalo será encontrarme con personas que me puedan ayudar a sanar. Mi compromiso es contribuir a ello: ya dejé fumar y de comer azúcar, disminuí los alimentos procesados y armé rutina de ejercicios. Sé que no me he portado muy bien en cumplirla, pero solo pido la voluntad de mantenerme firme en el cuidado de mi vehículo: mi cuerpo físico. Me comprometo a hacerme el PAP, la mamografía y la revisión de sangre respectiva que no me he hecho en tres años. Mi objetivo será prevenir enfermedades mayores; no quiero tener que andar culpando a la vida por si me sale algo, prefiero estar vigilante antes que llorona.

Mi compromiso con mi salud mental es mantenerme alejada de todas las relaciones tóxicas, contaminantes o que me quiten energía, sin importar de dónde vengan: pareja, familia, colegas y amigos.

Cerraré con amor la llave a todo ser, lugar y experiencia que me baje el ánimo y no me culparé por ello, ya que cuidar mis vínculos será la base de mi estabilidad emocional. Dejaré de consumir cualquier programa basura de la TV, así como sitios en redes sociales que no me contribuyan. Mi dieta mental será cumplida a cabalidad y, si en el camino agarro rumbo equivocado, pido la voluntad de rectificar.

Para mi salud espiritual, además de pedir con fervor que se empequeñezca mi ego (ya que no me deja disfrutar de la esencia de las cosas, de mi yo en plenitud, y mucho menos me permite mantener relaciones sanas y duraderas), quiero conocimiento de mí misma para no hacerme daño, para hacerme un poco más feliz. Pido también que mi propósito de vida nunca pierda fuerza y que vaya encontrando muchos más agregados hasta que se convierta en algo grande para el mundo. Mi compromiso será no guardarme nada, entregar todo lo que sé, buscar todos los canales de difusión necesarios para llegar a gente a la que le pueda servir algo de mí, en cualquiera de las formas que tengo para dar. Así como te pido, te prometo que lo enviaré de vuelta; así funciona la energía universal, y eso ya lo comprendí muy bien.

Quiero un amor verdadero; ya tuve los años de soledad suficientes para crecer, conocerme, quererme y descubrir cuanto tenía enquistado, pero todo tiene su límite y ya es momento de que me des la visibilidad para no perderlo de vista. Sé que muchas veces me lo has puesto, pero entonces yo no estaba lista. Ahora ábreme los ojos y párame las antenas para coger, esta vez, el regalo que significa querer bonito.

No te pido un adonis, ni tampoco un millonario, ni mucho menos un príncipe que me trate como princesa. Solo quiero un hombre normal, que me entienda el humor, que se ría de mis chistes, y yo de los suyos, con el cual tenga sexo rico, conversaciones inteligentes y silencios provechosos. Que me dé lo mismo, ni más ni menos, que aquello que yo esté dispuesta a dar, un complemento para que sume, para que enriquezca los momentos, y juntos podamos seguir escribiendo las mil y una historias que tengo en mi cabeza.

Mi compromiso es no ser tan huidiza, organizar mejor mis tiempos, ser menos egoísta e individualista y más empática cuando otro perciba que no estoy presente.

Pido con toda mi alma que me regales aceptación, sabiduría para entender los dolores y tormentos por los cuales me tocará transitar. No soy dueña del destino de las personas que quiero, y sé muy bien que a cada una le tocará vivir su propio proceso, así que solo pido la calma, fuerza y valentía de abrazar con amor lo que venga, aun cuando sean cosas dolorosas. No puedo pedirte por ellos, ya que esa carta deberá ser la que escriba cada uno. Mi compromiso es estar en sus vidas, ser fuerte, decidida, optimista y un soporte más que un impedimento.

No voy a pedir que me conserves el trabajo (aunque con fervor quisiera, porque me encanta todo lo que hago). Con tal de que sigan funcionando mis ojos, manos y piernas, con una mente sana y un cuerpo enérgico, sé que saldré adelante de todas formas, así que ese será mi pedido. Mi compromiso será no irme a pique si hay crisis, pandemia, baja de sueldo o cualquier otra circunstancia que no esté en mi ámbito de acción. Contribuiré al universo no pasando ese tipo de comentarios negativos a otras personas temerosas de perder su fuente laboral, porque sé que nada suma y mucho resta. Siempre tendré una palabra de apoyo para otro que tiene miedo.

Con eso ya estaría completa; tú, con tu parte, y el resto déjamelo a mí, que ya me hice experta en escribir mi propia historia. Con tinta y papel, puedo seguir soñando, así que no te pido que reescribas nada, solo quiero seguir de esta forma, como siempre, muy motivada.

Lee bien esta carta, y varias veces: tiene muchos mensajes tras cada párrafo. Hay formas correctas de manifestar lo que quieres, no se hace a lo loco. Haz la tuya, confía y luego me cuentas cómo te va.

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