

Aquí te voy a contar cuáles son las principales estrategias de un manipulador para debilitar a su víctima:
Gaslighting
Te hace sentir que estás loca. Estuviste alguna vez segura de que algo ocurrió, pero de pronto él te convence de que eso que crees que pasó nunca fue real. Cuando reclamas algo que te duele mucho, recibes como respuesta: “Yo nunca dije eso”, tanto es así que llegas a sentir que lo has malentendido o, incluso, imaginado. Te hace sentir dramática, delirante o extremista solo por manifestar aquello que te duele o incomoda, lo que termina por convencerte de que estás siendo “exagerada”. Esta técnica altera tu sentido de la realidad, minimizando por completo tu racionalidad, quedando expuesta y vulnerable al manipulador. Perder la confianza en ti es precisamente el resultado que busca con esta técnica: desempoderarte para que te quedes pequeñita.
Proyección
Te hace sentir culpable de todo, incluso de aquello en lo que no tenías nada que ver. Te pasa toda la responsabilidad de los hechos; no existe un mea culpa de la otra parte para reconocer que también tiene participación en el conflicto. Te habla con una verborrea notable, discursos éticos sin sentido, tratando de justificar tu mal comportamiento, tus actos indecorosos y tus descriterios. (Frase típica del monólogo: “No digas nada; déjame hablar a mí”).
El objetivo del manipulador es traspasarte la responsabilidad de todo lo malo que pasa en la relación y también en su vida personal. Esto te hace sentir mucha culpa, y te convierte en una persona que siempre va a ceder en compensación del daño que supuestamente haces.
Generalizaciones
No se refiere a nada en específico, sino que generaliza todo lo que haces y te confunde, ya que no sabes cómo resolver el conflicto.
Suele utilizar frases como “Tú nunca me escuchas”, “Tengo que pensar en todo”, “No haces nada bien”, “Siempre lo arruinas” o “Nunca estás conforme”. Busca confundirte respecto a un hecho en particular, invalidando por completo cualquier cosa que tengas que decir al respecto. Las palabras “nunca”, “todo”, “nada” y “siempre” son recurrentes en su discurso ensayado.
La huasca y la zanahoria
A los burros, para que corran más rápido, se les aplica una técnica combinada de pegarles un correazo y luego mostrarles una zanahoria como recompensa cuando han llegado a la meta. Esta técnica opera con un mecanismo similar. Durante varios días continuos, recibes malos tratos, degradación, difamación y, en casos más extremos, golpes, para luego llenarte de amor, contención, cuidado, preocupación y regalos, todo acompañado de frases tales como: “¿Viste lo que me haces hacer?”, “Yo no quería”, “Yo hago todo esto porque te amo”, “Tengo que enseñarte para que nunca más te pasen estas cosas”, “¿Viste que te amo y te aguanto todo?”.
Busca confundirte, activar tu mecanismo de recompensa, quitándote varios días continuos todo lo bueno, para que siempre estés esperando que esa parte regrese, normalizando, por ello, el periodo de maltrato. La dopamina que liberas cuando comienza a tratarte bien supera todo el tiempo de degradación que viviste.
Mi recomendación es que, si estás con alguien así, te pongas tus zapatillas de running regalonas y arranques lo más lejos que puedas, porque estas personas no se curan ni con terapia. No debes conservar la esperanza de que tu amor lo cambiará, porque eso no ocurrirá jamás. Mientras más tiempo estés a su lado, más débil te haces.
Comentarios