Creo absolutamente en la existencia de un amor bonito de dos personas vibrando en alta frecuencia, sostenidas en una autoestima sana, en un deseo de compartir la vida, pero respetando siempre la libertad de cada uno. Por eso no puedo darles crédito a relaciones de amantes, o con personas no disponibles emocionalmente, y menos a amores a distancia, que nunca se deciden.

Tóxicos, dependientes o adictivos en cualquiera de sus formas, jamás podré etiquetarlos con la palabra amor, porque solo viven en la cabeza de quien los padece, y no en el mundo real. Cuando te toca ponerlos a prueba, pocas veces la nota será positiva.
No me trago eso de que el amor de la vida sea uno solo, porque varios amores también hacen la vida. Ni que el amor todo lo puede y que vale la pena el sacrificio, porque jamás podré concebir que un sentimiento tan hermoso tenga que atravesar, para concretarse, campos pantanosos. Ni el hilo, rojo ni el amor eterno, ni el alma gemela, ni nada que se le parezca.

Solo somos seres humanos que construyen experiencias y sobre la base de errores, la mayoría crece y busca su propio lugar en el mundo. Elegir y asumir las consecuencias: esa será la lección aprendida. Pero, si puedes evitarte malos ratos, sin duda será siempre menos derroche de energía.

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