• Con trastorno de personalidad narcisista, que jamás se sanarán (ninguno lo hace y esto solo lo diagnostica un especialista de salud mental).
    Personas con características parecidas a las de un narcisistas (todos tenemos algunas, unos más marcados que otros).
    Personas con heridas emocionales cuya consecuencia (dentro de varias más) es la falta de responsabilidad afectiva, pero no necesariamente son malos, una vez terapiados pueden ser tremendos aportes en la vida de los demás.
    Personas que transitan experiencias complejas que les hacen cometer actos no siempre desde la empatía, porque están tan confundidas consigo mismas, que no son conscientes del daño que causan.
    Hay personas malas, no narcisistas, simplemente, son malas (hay distintas teorías de si se hacen o nacen)
    Personas buenas, sanas, amorosas con una gran sentido de responsabilidad afectiva y del impacto de sus acciones en la vida de los demás.

    Entonces, amiga querida, no podemos generalizar ni tampoco resignarnos pensando que nadie vale la pena en el mundo por las experiencias del pasado o del presente.
    Lo que sí podemos hacer, es trabajar en nosotras mismas, en el fortalecimiento continuo de nuestro amor propio para poder reconocer hacia dónde vamos, y con ello, que tipo de personas pueden ser parte de nuestro proyecto de vida.
    Desde las carencias, vacíos afectivos y necesidades no cubiertas, quedamos expuestas y vulnerables a cualquier humano dañado, herido o malo, porque los sanos están buscando también, personas en su misma frecuencia vibratoria, por lo tanto, será difícil conectar con ellos si caminamos en direcciones opuestas.
    Hay hombres maravillosos en el mundo.
    Hay hombres que parecen demonios.
    Hay hombres buenos pero rotos.
    Y en el mismo sentido, amigas queridas, mujeres con igual descripción.
    No podemos generalizar, porque si caminamos rotas, estamos ocupando su mismo espectro.

    Vale la pena mirar hacia adentro.

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