

Una mujer empoderada no es cabrona, ni soberbia, tampoco dice lo que siente sin importarle el contexto, los sentimientos del otro y los propios, porque sabe que sus palabras son poderosas y las utiliza como herramientas para edificar, no para destruir.
Una mujer empoderada no rechaza el amor, ni odia a los hombres ni se pone corazas para no querer ni ser querida. Y aunque se siente feliz en su espacio personal, no tiene miedo de compartir su propio amor con alguien, siempre que vibre como ella. Que le sume y no le reste.
Una mujer empoderada se sabe imperfecta, comete muchos errores, pero todos distintos, porque no repite patrones. Se educa, cuida, escoge y prioriza.
Una mujer empoderada acierta priorizando lo importante, no regalando su poder a otra persona. Camina fielmente convencida de ser la creadora principal de cada una de sus circunstancias.
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