

Por supuesto que creo en las reconciliaciones. Muchas veces las parejas enfrentan crisis que nada tienen que ver con la relación en sí misma, sino con factores externos que hacen que uno de los integrantes, o ambos incluso, se tensionen por dichas circunstancias.
Una enfermedad grave, problemas económicos, pérdida de empleo, una distancia obligada por trabajo, hijos en conflicto, enfermedades de salud mental y otras razones podrían ser determinantes en el desgaste de una relación y su inminente ruptura cuando ambos no se han hecho cargo de ir reparando aquello que se triza.
Es absolutamente posible recuperar una relación cuando se es consciente del origen del desgaste, siempre y cuando los dos estén en posición de hacerse cargo de aquello que les corresponde para fortalecerse y crecer juntos, aun cuando esa mala circunstancia persista.
Esas segundas oportunidades sí pueden resultar, no así cuando ha existido maltrato físico y psicológico, infidelidad reiterada, humillaciones, y todo cuanto afecte la dignidad de alguien. En ese caso no merece la pena el intento.
Nada justifica pisotear al otro, y quien lo hace tiene la escala de valores distorsionada, y eso es muy difícil de cambiar. Tampoco recomiendo pensar en un regreso cuando solo lo quieres tú. Recomponer una relación exige que ambos integrantes estén dispuestos y quieran estar juntos. Lo cierto es que es una verdadera pérdida de tiempo querer volver cuando el otro ya te olvidó por completo.
Así que te respondo aquello que me preguntas. Es posible evaluar una vuelta siempre que no te hayan pisoteado en el suelo (o que tú te hayas sentido así), y a eso súmale que el otro debe querer intentarlo a la par contigo, si no, siempre lo mejor será soltarlo.
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