

No solo existe el bombardeo amoroso de un narcisista, que de tanto estudiarte para que caigas en su telaraña, te ofrece el cielo y la tierra. Y él, por supuesto, se vende como si fuera tu alma gemela.
También existen otros inmaduros afectivos que creerán encontrar en ti, al amor de su vida y luego se darán cuenta de que esa ilusión era de humo, saliendo de tu vida sin explicación alguna.
Por eso mi consejo siempre será ser cautelosa cuando estás conociendo a alguien.
Nada de sucumbir ante un amor abrupto por tus vacíos afectivos, mucho menos creer en todo lo que una persona te diga hasta observar la congruencia entre sus palabras y comportamientos.
Y más allá de eso, comprender que un amor sano se cocina mucho mejor a fuego lento, y no solo sellando para ocultar con ello la crudeza de su centro.
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